domingo, 24 de noviembre de 2019

Día 8







Hoy me recordaste, sin saberlo, por qué te amo tanto.

Esta noche fue una bastante ajetreada, hubo muchas cosas que hacer, muchos deberes externos que me tuvieron un poco fuera. No me gustó, porque no pude estar contigo tanto como hubiera querido, pero soy conciente de que deberes externos son deberes externos. No hay forma de eludirlos, y está bien

Y, no obstante, ahí estabas tú luego, salvando mi noche porque eso es lo que tú haces: salvar. No sé si sea habitual que otras personas y/o vampiros aprecien estas cosas. Tal vez soy un vampiro disfuncional, y por eso estas cosas valen tanto para mí.

Omitiendo el hecho de que habría comprendido que no te hubiera sido posible acudir a mi llamado, esta vez fue posible. No te lo dije pero agradecí mucho ese detalle. Es gracioso, siempre te estoy agradeciendo por muchas cosas, pero esta me dio vergüenza. ¿No es un poco ridículo de mi parte? Lo pienso y me río de mí mismo.

Gracias por venir a esta cita espontánea en Plato conmigo, y por preocuparte como lo haces. Hay muchas cosas que escapan a mí, y luego estoy muy absorto en otras. Me equilibras y me ayudas a ver que no todo es oscuro, que hay muchos más colores que apreciar. Gracias por ser tan dulce como eres, por ser tan adorable y tan fuerte a la vez. Si tan solo te vieras a ti mismo como yo te veo...

Eres mi propia luna, ¿lo sabes? Iluminas mi noche oscura. Te amo. Día ocho de treinta, tachado.

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