Hoy te denunciaron la cuenta.
En realidad, desde la primera vez que sucedió me preparé mentalmente para cuando volviera a pasar. Lo que me preocupa de la situación no es la cuenta en sí, es cómo te sientes tú. Traté de hacer mi mejor intento para hacerte sentir mejor, y olvidé todo lo demás. No es relevante comparado contigo.
Ya te dije en el momento qué pensaba al respecto, y creo/tengo la esperanza de que logré expresarme bien, que entendiste lo que quise decir. Estoy apesadumbrado por el tema y algo ansioso por que logres recuperar tu cuenta, estoy cruzando los dedos para que mañana tengamos suerte. Aun así, y sin que una cosa quite la otra, también estoy decidido a apoyarte y estar a tu lado brindando amor y soporte sin importar el resultado.
Me siento afortunado por lo que te dije: que dejaste que me acercara, no rechazaste mi compañía ni mi intento de aliviarte. Tengo mucho miedo de caer en el terrible error de pasar por alto tus incomodidades o cosas que te hagan sentir mal, así que trato de no dar la idea de que no debes dejarte caer o algo similar. Está bien dejarse caer cuando algo nos apena. Lo que yo quiero que sepas (y no olvides) es que estaré ahí para ayudarte a levantarte. Y si tienes flojera yo mismo puedo cargarte.
Ya me puse shy.(?)
Quedan pocos días ya para finalizar este regalo y, ya sea que hayas recuperado la otra cuenta o no para entonces, quiero que esta sorpresa haga que todo valga la pena. Vas a ver cómo cada momento malo trae felicidad mayor, que las cosas pasan por algo. Estoy seguro de eso.
Te amo.
Día veintiocho de treinta, tachado.
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